Catedral de sal - Cundinamarca
- juantobon91
- 5 abr 2016
- 1 Min. de lectura

No podíamos venirnos de Bogotá sin visitar este gran atractivo en Zipaquirá. No recordamos en qué dirección queda. Salimos de la capital una mañana a eso de las 10 en un bus intermunicipal. El recorrido nos puso en contacto con muchas propiedades de gente muy rica de Bogotá y de sus alrededores, así como grandes extensiones de cultivos, colegios y universidades.
Esperábamos una iglesia alta y ostentosa. Al contrario queda en un subterráneo de varios pisos, a lo largo de los cuales se encuentran las estaciones del viacrucis talladas en la roca de sal y adornadas sólo con luces de diferentes colores las cuales ubicadas estratégicamente arrojan destellos y sombras sobre las imágenes; logrando impactar de manera espectacular a los visitantes propios y extraños.
Los guías turísticos bien documentados, experimentados conducen al grupo de personas por los pasadizos, advirtiendo posibles pérdidas y peligros en el recorrido, así como respondiendo toda clase de inquietudes.
Luces moradas, verdes, azules ocasionalmente blancas ponen el toque misterioso a esta joya de la arquitectura. El recorrido termina con una gran exposición de imágenes de diversas regiones del país que se forman con juegos de luces, en un cielo raso, acondicionado para el efecto. Esta actividad va acompañada de música de cada lugar. Es realmente hermoso este cierre.
En este sitio se encuentra la zona de comidas y bebidas así como almacenes de souvenirs y artesanías. En la salida hermosas esculturas de mineros fabricadas en bronce.
Podemos completar el dicho el que va a Bogotá y no visita la catedral de sal… no ha ido.
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